La plaza de las Arenas fue construida por iniciativa de José Marsans, fundador de la Banca Marsans y Viajes Marsans. Inaugurado el 29 de junio de 1900, este emblemático edificio ha sido protagonista del día a día de la ciudad condal. La plaza Las Arenas tiene 52 metros de diámetro, capacidad para 16.000 personas y gradas cubiertas. Así nació Las Arenas en 1900, un proyecto del arquitecto August Font i Carreras.
El 19 de junio de 1977 se celebra la última corrida de toros. Diez años más tarde, en 1999, el grupo Sacresa de la familia Sanahuja compro la plaza para construir un centro de ocio. Este grupo encargo el proyecto arquitectónico de reforma a Richard Rogers, con distintos arquitectos de renombre que se asociaron.
La fachada neomudéjar fue conservada a modo de piel que recubre el nuevo espacio interior. Para poder conservar la fachada neomudéjar y realizar la cimentación, todo el cilindro rojo que la compone con 300 metros de superficie y 4.000 toneladas fue levantado mediante 400 gatos hidráulicos a 4 metros sobre la altura original de la calle, pudiendo de este modo derribar todo el interior del inmueble, rebajar el terreno para colocar 4 niveles de parking subterráneo, dejar la planta baja al mismo nivel que el de la Plaza España.
Bajo la fachada original se creó un nivel de arcadas suplementario mediante la construcción de una corona periférica de hormigón pretensado sobre pilares de acero, que a modo de zunchado sostiene la mampostería original. Previamente se apuntalaron los pisos superiores con montantes de acero para construir la corona y a la vez excavar de manera progresiva, a la vez que se iba apuntalando la estructura.
Se construía una nueva cimentación y se colocaban los pilares con forma de bumerang.
A 27 metros de altura, Cúpula de las Arenas cuenta con 2.598 m2 preparados para realizar cualquier tipo de evento a gran y pequeña escala.
Para poder dar un uso de ocio a la Plaza de Las Arenas, el interior se tuvo que distribuir en forma circular, debido a la forma de la fachada. El interior circular dividido en seis plantas sobre nivel de suelo y cuatro subterráneas destaca un gran espacio central abierto que comunica visualmente los diferentes niveles a partir de la planta baja y hasta el techo de la quinta que cierra con una cúpula inversa, esta vez de yeso. El centro cuenta con numerosas escaleras mecánicas y ascensores de vidrio para acceder a los diferentes niveles.
Quien haya podido ir a pasear por el centro comercial, se abra dado cuenta que los locales son pequeños, y la circulación para ir de un sitio a otro es muy rebuscada y complicada, ya que hay que dar toda la vuelta al centro comercial y hay zonas que la circulación es nula.Personalmente, el planteamiento del espacio interior como el exterior no ha sido el correcto.
La fachada es una maravilla arquitectónica (de noche aun mas, gracias a las luces de colores) pero que no han sabido potenciar. Todo el perímetro de la fachada yo habría potenciado que fuese el distribuidor de todos los espacios y al mismo tiempo un lugar donde poder pasear, manteniendo asi, un uso típicamente de las Plazas de Toros.
La fachada queda un poco esgarrada por culpa de haber puesto los tubos de climatización, entre otros, y además pintarlos de colores vivos. Lo mejor que puede tener esta Plaza de Toros reconvertida en centro comercial, Las Arenas, son las vistas que tienes de Montjuïc y de sus famosas fuentes de aguas y colores.
El proyecto de rehabilitación de Las Arenas fue pensado en respectar la historia que del edificio, pero a la vez como una apuesta de innovación y funcionalidad, representada por la gran cantidad y mezcla de usos para la que fue recuperada.
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